miércoles, abril 05, 2006

Mi mejor partido de fútbol (AnéCdota)

Cuando estaba en once, varios compañeros del colegio jugaban al fútbol en clubes como el América. Era la época de fiebre por el fútbol. Yo estuve en la escuela de Willington Ortiz, en donde nos decía todos los días al iniciar el entreno “Muchachos, por favor no me roben los balones”; ya se imaginarán las joyitas con las cuales me relacionaba. Estaban los populares Leo, Yiyo, Zurdo y Niche, éstos nombres de personajes son vitales en cualquier cancha, casi que sin falta.

Bueno. El cuento es que los del colegio organizaron un “cotejo” con la gente de Cañaverales, en una cancha cerca de la casa de Mezardo. Con güayos prestados (a los míos le hacían falta un tache, eran los Puma de aluminio), canilleras del viejo “Murpi” y el uniforme del salón. Ésa noche prendieron las luces, fue un resto de gente y el man que más jugaba me puso de delantero, me dijo “López, haga alguito mijo”.

Primer tiempo, tiro de esquina. Me quedo sobrando un poco, cobra Martínez (el mismo niche al que el mico le tiró mierda), pega en un defensa que rechaza de cabeza y me queda servido el balón. Simplemente le pego con el empeine y el balón se mete en todo el ángulo superior derecho. Un golazo. Lo mejor: Agacho la cabeza y me regreso como si nada, sabiendo que por lo menos 50 personas me miraban. La cagó Mosquera cuando dijo: “López, ¡arepón!”.

Al rato atacamos de nuevo, ya estaba mamado, sudaba mucho y se me ocurre meter un pique por el carril derecho y el Duarte me vé y como en éstas ocasiones se juega sin fuera de lugar (aunque no lo fue), corrí como un putas y se viene el portero (era Marlon, alias “didi” – por dinosaurio, tenía un cuello larguísimo) y del miedo le pego suavecito al balón y me sale un globito. Gol. Mosquera ya no me dice arepón.

Al final, otro balón largo al vacío. Me saco al didi y le pego un riflazo con el que meto el tercer gol. Ahora sí festejo diciendo ¡tres goles hijuemadre! Final final, no va más. Marcador: Los de once 3, los de cañaverales 2. Ganamos y todo gracias a mis tres goles.

Decisión: No volver a jugar un partido de fútbol con nadie del Claret, ni por el putas iba a permitir que mi fama de goleador terminara. Willington Ortiz me dijo: Dejá de mentir López, acá no has podido meter el primer gol, ya vas a decir que le metiste tres a didi. Andá trotá más bien.