Históricamente Colombia ha sido un país de toque imperialista y todavía tenemos mucho de ello comparado con otras naciones latinoamericanas. El hecho que toque hacer un poco de vueltas para darle seguridad social a parejas del mismo sexo es una muestra de que hacemos parte de una sociedad troglodita y que por acá todavía no han llegado los derechos humanos. No es posible que en éstos tiempos donde hay programas de televisión que pasan a gente confesando su vida personal y novelas con gays y travestis, tengamos que pensar en si uno o el otro es diferente por solo el simple hecho que le gusta la vaina por otro lado, aunque obvio, la cosa va mucho más allá.
¿Dónde está la democracia? ¿Dónde está la igualdad? Una vez más los colombianos damos un paso atrás en la búsqueda de la equidad y aplazamos la cita para que ello se empiece a dar desde el Ejecutivo. Los gays en Colombia son como los enanos, un referente de risas y comentarios peyorativos. Nos está pasando como en el inicio de la época de narcos en Cali, que las familias ricas hicieron negocios con ellos, pero no los dejaron entrar como socios al Club Colombia y es que claro, bacano los homosexuales desde lejos, pero que no tenga que ver de a mucho con ellos.
Atrás se fueron múltiples muestras de civilización de algunos políticos e integrantes de la oposición, salió a flote lo monárquico de nuestro gobierno, donde los diferentes no tienen cabida y se sigue pensando que los “normales” son la mayoría. Se nota lo atrasados que estamos con respecto al resto del mundo y que al actual presidente cuando le hablan del tema sexual prefiere ponerle el freno y llamarlo “gustitos” como si el tipo jamás hubiera hecho algo igual. Es claro que el Congreso no representa a los colombianos y que nuestros gobernantes una vez más demuestran que gobiernan a conveniencia y para unos pocos, y que la gente que se coma un cable. Igual no dicen ni hacen nada.
Que no nos pase que hasta que no nos secuestran a un familiar no le paramos bolas al tema y lo peor es que por pena hay muchos homosexuales entre nosotros que todavía están esperando un “bueno momento” para salir del famoso clóset donde había guardada mucha esperanza en esta ley que se cayó.