jueves, junio 28, 2007

Fueron once

Esa es la cantidad de muertos políticos que dio de qué hablar por todos los medios el 28 de junio de 2007. El asesinato de once de los doce diputados secuestrados por parte de las FARC es una muestra de que la política se hace con sangre y que una vez más la guerrilla colombiana pierde una valiosa oportunidad de voltear la torta y mostrarse como un grupo armado de oposición y no como unos terroristas. Si ellos hubiesen enjuiciado a la gente de la Asamblea Departamental por los problemas de corrupción que presentaban, abrían podido volver a ser los Robin Hood como sucedió alguna vez con el M-19 y llegar a tener algún tipo de aceptación.

Este capítulo tiene tantos elementos que es difícil saber a ciencia cierta qué pasó, además porque a la guerrilla no se le puede creer y al gobierno mucho menos. Todo se dio a conocer en el sitio en Internet de la Agencia Anncol en la madrugada donde el grupo guerrillero en un aparte decía: “El Comando Conjunto de Occidente de las FARC informa que el día 18 del presente mes, 11 diputados de la Asamblea del Valle que retuvimos en abril de 2002, murieron en medio del fuego cruzado cuando un grupo militar sin identificar hasta el momento, atacó el campamento donde se encontraban”. Luego en la página de las FARC lo confirmaron. Ahora, cómo así que un grupo militar sin identificar. Muchos afirman que pudo ser que ante el escape del Agente Pinchao al grupo insurgente, los guerrilleros estaban amenazados que ante otra fuga los matarían, así que decidieron ajusticiar a los ex dirigentes de Valle frente a la primera sospecha de presencia de las Fuerzas Militares. Otras fuentes menos inocentes piensan que un grupo de mercenarios, de ésos que trabajan bajo cuerda tipo Misión Imposible para el gobierno, son los causantes de la tragedia.

Lo cierto es que a Uribe las cosas no le están saliendo, ya que ante la negativa de un acuerdo humanitario la opinión pública juzgará su falta de gestión al respecto y otros lo criticarán por no haber realizado un plan de rescate militar a tiempo. Esto es un ajedrez, un juego por la plata y el poder que desperdicia alfiles con tal de llegar al jaque sin pensar en los muertos que estén de por medio. Y ni la cortina de humo de la liberación de Granda podrá tapar lo que está sucediendo, ni el 5-0 que le propinó Paraguay a Colombia en la Copa América. Como dirían por ahí, el parche se está calentando y a la guerrilla les quedan muchas fichas para jugar, entre ellas Ingrid Betancourt. Mientras tanto el estado colombiano pierde a nivel internacional y se le acaba el tiempo para destapar por fin las cartas de este gobierno tan protegido, calculador y lleno de compromisos con grupos armados y narcotraficantes. Uribe no puede seguir de amigo de todos, se tiene que decidir y ahí es cuando las cosas no le van a salir.



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